
No hay nada que de más miedo que el terror a lo desconocido. Eso es precisamente lo que Polanski intenta llevar a cabo en La Semilla del diablo, crear la incertidumbre en el espectador. Los incrédulos pueden aspirar a un final feliz, como si todo fuese producto de una broma macabra. Hasta que llega el más cruel desenlace, en el que las peores expectativas acaban por convertirse en reales. Los brujos consiguen su objetivo, han engendrado en el vientre de Rosemary (Mia Farrow) al hijo del diablo; monstruito que liberará al mundo del dominio de Dios.
En esta película se habla de las prácticas psuedorreligiosas, sectas y otros aquelarres que acontecen en la sociedad

La madre del diablo está desolada y aterrorizada por una situación contra la que no puede hacer nada. La aceptación es entonces su única salvación, y acaba por encomendarse a un porvenir de ensueño sobrecogedor y maldito. La seducción del mal juega con unos personajes aparentemente inocentes e inofensivos, creando así la perfecta tapadera para ocultar el mayor horror que sacudirá el mundo, cuando la semilla del diablo haya germinado.
Mi Valoración: 7/10