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27 febrero 2009

Imperdonable Nº004: Gran Torino (2008)

"No te has fijado en que, de vez en cuando, te topas con alguien al que no deberías mosquear; ése soy yo".

Walt Kowalski (Clint Eastwood).

Clint Eastwood, uno de los pocos directores vivos de la vieja escuela, ha vuelto a sus raíces de tipo duro. Los que disfrutamos visionando la saga policíaca del inspector Harry Callahan, tenemos la oportunidad perfecta de volver a disfrutar del Clint más justiciero y perverso. Lo mejor de la película, sin duda el inolvidable personaje de Eastwood. Lo peor, que este sea posiblemente su último papel como actor.



En Gran Torino Eastwood interpreta a Walt Kowalski, un viejo veterano de la Guerra de Corea, racista, con muy mala leche y que vive en un barrio conflictivo gobernado por unos chulos y descerebrados pandilleros. El vecino de Kowalski, Tao, es obligado a entrar en una pandilla de hmongs, y para ello debe robar el bien más preciado de su irascible vecino: un Gran Torino del 72. Tras el fallido intento de robo, el joven se ve entre la espada y la pared. La madre del chico cumpliendo con su tradición hmong, le pide a Kowalski que acepte los servicios de Tao a modo de disculpa. Y es a partir de este momento cuando el viejo gruñon recupera sus ganas de vivir y sobre todo la necesidad de ayudar a aquellos que merecen ser salvados. Como ya hiciera el controvertido Travis Bickle de Taxi Driver, Kowalski, asqueado por la falta de valores de la sociedad actual estadounidense, se encargará de limpiar las calles de toda esa basura inmunda.

Puede parecer un tópico lo del viejo y malhumorado cascarrabias que acaba por abrirse y sincerarse con los demás, pero no es el caso de Gran Torino ni mucho menos. Con diálogos de lo más contundentes y humorísticos, consigue crear empatía hacia este memorable personaje, muy difícil de borrar de nuestra cabeza, recordándole siempre con la mano a modo de pistola apuntándonos de la manera más sutil y demoledora. Clint Eastwood desde la dirección consigue hacernos reír y llorar, pero sobre todo pensar en los problemas actuales de la sociedad y la necesidad de un justiciero. Hay que mencionar también la magnífica fotografía, con esos claroscuros impecables, y el tema final de la película (cantado por el propio Clint Eastwood y Jamie Cullum) que nos deja meditando con un nudo en el estómago muy difícil de desatar, después de haber visto uno de los finales más sorprendentes de toda la historia del cine. Clint, lo has vuelto a conseguir.




24 octubre 2008

Imperdonable Nº003: Río Bravo (1959)

Dude (Dean Martin) entra en un saloon dispuesto a emborracharse. Mientras, en la barra, Joe Burdette (Claude Akins) toma un trago de licor. Al ver que Dude mira ansioso su vaso, le lanza una moneda a una escupidera, para humillarle. En ese preciso instante aparece el obstinado sheriff John T. Chance (John Wayne) y derriba la escupidera de una patada. Chance mira a Dude disgustado. Cuando el sheriff se da la vuelta, Dude le golpea en la cabeza con un trozo de madera. Luego, Dude se acerca a Burdette, pero dos de sus hombres le retienen y Burdette empieza golpearle. Un tipo de la barra agarra el brazo de Burdette, para evitar que siga golpeando a Dude. Burdette coge su pistola, dispara al tipo en el estomago y sale del bar. En el segundo saloon, después de que Burdette pidiese otro trago, el sheriff Chance irrumpe con su Winchester apuntando a Burdette. Uno de los hombres de Burdette saca una Colt, y apunta a Chance, igualando la situación. Dude entra y se hace con el revolver de un tipo de la barra. Y con un tiro raudo y certero, dispara al revolver que está apuntando al sheriff. Finalmente Chance golpea con su Winchester en la cabeza de Burdette, y éste cae inconsciente. Chance y Dude sacan a Burdette del saloon y lo llevan a la prisión de la comisaría.

Éste es el espectacular arranque con el que comienza Río Bravo. Cinco minutos de miradas, gestos y tiros, sin decir ni una sola palabra. Ni falta que hace, ya que la excelente banda sonora del compositor Dimitri Tiomkin lo dice todo. Howard Hawks, el director más completo de la historia, es capaz de abordar cualquier género con singular maestría, y en este memorable western vuelve a conseguirlo. Río Bravo (1959), junto a Río Rojo (1948) y Río Lobo (1970), forman la llamada trilogía de los ríos.

El reparto cuenta además con John Wayne, como el sheriff implacable; Dean Martin, como el alcoholico desengañado; Walter Brennan, como Stumpy, un viejo lisiado de risa nerviosa; Ricky Nelson, como Colorado, un joven inexperto pero certero con el revólver; y Angie Dickinson, en el papel de Feathers, una atractiva jugadora de cartas.

Río Bravo tiene escenas memorables. Los escenarios de la película son sencillos: una comisaría, dos saloons y la calle. En ese espacio se desarrollan situaciones cotidianas, como dar un paseo a caballo, hacer la ronda por la noche o tocar la guitarra. En esta película, Dean Martin, Walter Brennan y Ricky Nelson protagonizan una de mis escenas favoritas del cine. Martin canta My rifle, my pony and me, y Brennan y Nelson le acompañan con su armónica y su guitarra. Sencillamente magistral.


02 octubre 2008

Imperdonable Nº002: El precio del poder (1983)

"En este país, primero hay que hacerse con el dinero. Cuando tienes el dinero tienes el poder. Y cuando tienes el poder, consigues las mujeres". Tony Montana (Al Pacino)

El precio del poder es sin duda la mejor película de su década, y me atrevería a decir incluso que es lo mejor dentro del género de gángsters (si nos olvidamos de El Padrino, claro). Remake del clásico de Howard Hawks, Scarface (1932), en el que la violencia ya estaba latente. En esta actualizada versión, el director Brian De Palma nos deleita con una violenta y a la vez brillante visión del mundo de la mafia.

El guión, escrito por Oliver Stone, nos cuenta la historia de Tony Montana (Al Pacino), un cubano refugiado en Miami que harto de vivir en la miseria se propone triunfar a cualquier precio. Y para ello inicia una fulgurante carrera delictiva junto a su amigo Manny Rivera (Steven Bauer), desde los más bajos fondos hasta la cúpula del narcotráfico.


Tarantino dijo una vez que la violencia era una de las cosas más divertidas de ver, y en esta película su frase se hace patente, sobretodo en la apoteósica escena final.

El genial Al Pacino tiene en este film el más memorable papel de toda su carrera: un criminal megalómano y violento, al que todos adoramos.

Él es Tony Montana, y el mundo es suyo.

14 septiembre 2008

Imperdonable Nº001: Apocalypse Now (1979)

Apocalypse Now, no es solo una película bélica, sino una obra maestra psicológica y subyugadora que analiza el lado oscuro del hombre de una manera escalofriante.

Dirigida magistralmente por Francis Ford Coppola, cuenta la historia del capitán Willard (Martin Sheen) que es enviado a una jungla de Vietnam donde tendrá que localizar y acabar con el Coronel Kurtz (Marlon Brando), un ex boina verde que ha organizado su propio ejército y se deja adorar por los nativos. A medida que se adentra en la jungla en su viaje por el río, Willard se ve fuertemente afectado por los conflictos bélicos, las infecciones y las enfermedades. Poco a poco Willard se convierte en un hombre similar a aquél que tiene que matar.

Una anécdota del rodaje cuenta que Martin Sheen estuvo a punto de morir de un ataque al corazón debido a las altas temperaturas de Filipinas. Los helicópteros que aparecen bombardeando con napalm fueron prestados por el Ejército filipino para el rodaje. Cuando acabaron de rodar la famosa escena en la que se escucha La cabalgata de las Walkirias de Richard Wagner, los helicópteros tuvieron que volver rápidamente a sus posiciones de guerrilla.

Por último he de mencionar la excelente banda sonora. Aparte de la ya citada obra de Wagner, las escenas bélicas fueron adornadas con canciones de The Doors y The Rolling Stones.

La frase:
"¿Hueles eso? ¿Lo hueles muchacho? Es napalm. Nada en el mundo huele así. Acabará con esta guerra. ¡Qué delicia oler napalm por la mañana! Un día bombardeamos una colina y cuando todo acabó, subí. No encontramos un solo cadáver de esos amarillos de mierda. ¡Qué pestazo a gasolina quemada! Me encanta el olor del napalm por la mañana. Aquella colina olía a... victoria". Coronel Kilgore (Robert Duvall)