26 marzo 2010

El sueño de un curioso


¿Conoces, como yo, la tortura gustosa,
y haces decir de ti: «¡Oh, qué hombre singular!»
Yo iba a morir. Y aquello en mi alma amorosa
era atracción y miedo, huir y desear.

Angustia y esperanza, indefinible cosa.
En el reloj de arena la hora iba a llegar;
mi tortura se hacía áspera y deliciosa.
Mi corazón perdía su mundo familiar.

Yo estaba como el niño lleno de expectación
que está esperando que se levante el telón...
Y al fin se reveló la verdad dura y fría:

estaba muerto y la terrible aurora
me circundaba. ¿Cómo? ¿No había más ahora?
Estaba alto el telón y la escena vacía.

Charles Baudelaire